Es posible que en alguna ocasión alguna de las personas que lean estas líneas hayan visitado la consulta de un profesional de la salud mental, sea a nivel público o privado. En lo que respecta al sector público, tanto pacientes como profesionales nos encontramos con un gran problema: grandes listas de espera para recibir sesiones relativamente cortas y muy espaciadas en el tiempo, con poco margen para poder aplicar muchas de las terapias existentes y para realizar un seguimiento adecuado a cada caso.
Uno de los problemas principales en los sistemas de salud públicos, reside en la altísima carga de pacientes con problemas de salud mental, la manca de profesionales y el escaso tiempo disponible para evaluar y detectar correctamente este tipo de problemas, por ejemplo, en el contexto de Atención Primaria. El presente artículo pretende centrarse en un tema fundamental para abordar estos problemas, la evaluación psicológica y las aportaciones que las nuevas tecnologías pueden ofrecer para mejorar esta.
En el ámbito de la evaluación y el diagnóstico en salud mental, frecuentemente se utilizan diferentes formatos de evaluación. Entre ellos, además de los test habituales, con frecuencia podemos encontrar otras opciones como las entrevistas diagnósticas estructuradas o semiestructuradas (es decir, entrevistas total o parcialmente guionizadas y dirigidas al diagnóstico del trastorno mental) y las pruebas de screening (instrumentos que buscan realizar un cribado en base a la existencia de síntomas concretos, generalmente para determinar si es necesario realizar una exploración más exhaustiva de cara a detectar y diagnosticar un trastorno).
Existe un notable número de entrevistas diagnósticas estructuradas (p.ej., Structured Clinical Interview – SCID, First, 1997; Schedule for affective disorders and schizophrenia- SADS, Puig-Antich, & Chambers, 1978), que tienen un rango amplio de posibles aplicaciones en psiquiatría, psicología clínica, en investigación o en estudios de prevalencia sobre los trastornos mentales (Ezpaleta, 1995). Las entrevistas diagnósticas presentan una serie de ventajas respecto a las entrevistas no estructuradas por parte del profesional, por ejemplo, presentan una menor variabilidad en el diagnóstico, es a decir mayor fiabilidad y validez. También detectan mejor posibles comorbilidades del trastorno, facilitan la comunicación entre profesionales y su formato permite la comparación entre diferentes centros clínicos (Sheehan et al., 1998).
Sin embargo, las entrevistas diagnósticas estructuradas también presentan una serie de importantes limitaciones. Por ejemplo:
Requieren de un mayor tiempo de administración. En general su aplicación requiere de un consumo de tiempo excesivo que puede rondar entre 45 y 120 minutos dependiendo de la prueba.
Dificultad de aplicación e interpretación de los resultados: Algunas de estas entrevistas contiene información muy detallada y exhaustiva de trastornos psicopatológicos y subtipos de estos trastornos, diagnósticos diferenciales, síntomas del presente o a lo largo de la vida, etc. Esto implica que este tipo de entrevistas pueden resultar poco eficientes para ser utilizada en ámbitos de atención clínica con alta carga de pacientes (p.ej. en atención primaria, en centros de salud mental de adultos o infanto-juvenil, servicios de urgencia).
Necesidad de profesionales bien entrenados: Además, muchas de las entrevistas diagnósticas(p.ej., SCID, SADS, etc.) requieren de profesionales en salud mental previamente entrenados debido a su complejidad de aplicación e interpretación de los resultados.
Debido a estas limitaciones, nuevos instrumentos de evaluación han sido diseñados para ser más fáciles de adaptar y poder ser más comúnmente utilizados en el ámbito clínico, por ejemplo, el PRIME-MD (Spitzer et al., 1994), y el Mini-International Neuropsychiatric Interview (MINI; Sheehan et al., 1998). Este tipo de evaluaciones presenta un formato más rápido, sencillo y que requiere una menor preparación de los profesionales en salud mental que lo desarrollan, en comparación con otras entrevistas diagnósticas. Finalmente, un gran número de pruebas de screening, mucho más sencillas de aplicar, son también utilizados en la práctica clínica para detectar un posible riesgo psicopatológico en la población.
A pesar de las ventajas citadas anteriormente, estos instrumentos también pueden presentar algunas limitaciones. Por ejemplo, en el caso del MINI, en ocasiones se considera que algunas preguntas pueden resultar poco precisas, y que podrían necesitar una interpretación por parte de los terapeutas o de los pacientes, lo que consecuentemente puede afectar a los resultados importantes (Pettersson et al., 2018). Igualmente, la evaluación ha sido considerada como limitada en algunos cuestionarios (p.ej., PRIME-MD), limitándose a cubrir los trastornos los trastornos psicopatológicos más comunes, y excluyendo otros trastornos importantes (Pettersson et al., 2018). Finalmente, en el caso de los cuestionarios de screening, este tipo de pruebas pueden ser poco precisas y fiables para detectar de ciertos problemas de salud mental, con un alto porcentaje de falsos positivos y falsos negativos (Lavigne, Feldman, & Meyers, 2016).
¿Qué pueden aportar las nuevas tecnologías en la evaluación psicológica?
En la actualidad, numerosas pruebas psicológicas han sido adaptadas a una versión online, siendo cada vez más común utilizar instrumentos de evaluación digitales en la práctica clínica. Este tipo de instrumentos presentan una serie de ventajas respecto a la evaluación psicológica más tradicional, en formato lápiz y papel. Por ejemplo, permiten recoger una amplia cantidad de datos de forma sencilla, rápida y disponer de los resultados inmediatamente (Carlbring et al., 2007). Además de ello, algunas de las principales ventajas y fortalezas de este formato de evaluación psicológica en comparación con otros formatos tradicionales serían las siguientes:
Evaluación más flexible. La flexibilidad en la evaluación online permite superar las barreras de tiempo y espacio, características de la evaluación tradicional, permitiendo responder las preguntas en la consulta, pero también en otros lugares (p.ej., en el hogar, en el trabajo, etc.). El papel de las aplicaciones y las webapps puede resultar fundamental en este ámbito (Barak & Grohol, 2011). Otra importante ventaja, es que la persona que responde la evaluación puede elegir en qué momento prefiere contestar la prueba (p.ej., cuando se siente más descansado, o más tranquilo), evitando la influencia, en los resultados, de otros factores como la ansiedad al ser evaluado y/o el cansancio, la deseabilidad social (Buchanan et al., 2002) y, en consecuencia, aportar unos resultados más fiables sobre el constructo psicológico que se está evaluando (Suler, 2001). Finalmente, este tipo de evaluación permite incorporar una amplia variedad de formatos (e.g., texto, audio, videos, ítems dinámicos), lo cual permite adaptar o incluso mejorar los procedimientos de evaluación tradicionales (Parshall, Harmes, Davey, & Pashley, 2009).
Interpretación de los resultados más rápida y eficiente, el valor de la inmediatez. Una de las principales ventajas que presenta la evaluación online, es la rapidez para responder las preguntas, y especialmente la rápida interpretación de los resultados obtenidos, mediante algoritmos internos que pueden durar pocos segundos. Esto convierte este tipo de evaluación, en un sistema muy eficiente para reducir el tiempo de administración de las pruebas, y simplifica notablemente la interpretación de los resultados, especialmente de aquellas pruebas cuyos resultados puedan ser más complejos de interpretar.
Evaluaciones más seguras. Reducción de los sesgos de puntuación e interpretación de resultados y protección de datos. Otra de las principales ventajas de este tipo de evaluación, es que permite obtener resultados más seguros y exactos. La evaluación online permite reducir sustancialmente los errores de puntuación e interpretación realizados a mano, que representan una de las principales fuentes de error durante la evaluación psicológica, y permite aumentar notablemente la fiabilidad de las pruebas.
Accesibilidad de los resultados. Los resultados obtenidos, pueden ser guardados (p.ej., en un historial clínico de la propia aplicación, o en bases de datos) y recuperados fácilmente para futuras evaluaciones. Por lo tanto, el uso de pruebas o test online puede ser idóneo para tomar medidas de seguimiento, tanto en el ámbito clínico, como en el ámbito de investigación. De forma similar, estos datos pueden ser exportados fácilmente a otros formatos y a bases de datos externas (p.ej., Excel o SPSS), permitiendo con facilidad realizar análisis estadísticos con gran volumen de datos.
Sin embargo existen también limitaciones de las nuevas tecnologías aplicadas a la evaluación psicológica. Por ejemplo, debido al amplio y vertiginoso crecimiento que ha experimentado este ámbito en los últimos años, han aparecido numerosas páginas web u otras plataformas digitales que ofrecen contenido online de evaluación psicológica, sin medidas de control y/o estudios que avalen su validez y fiabilidad. Entre este contenido destacan especialmente webs o aplicaciones con test para autodiagnóstico o evaluación de riesgo psicopatológico, que pueden llevar a muchos pacientes a auto diagnosticarse erróneamente. Además, en otras ocasiones estas webs o aplicaciones ofrecen información invalida, parcial o sin contrastar científicamente, incluso ofreciendo información potencialmente dañina para el paciente.
Por lo tanto, es necesario desarrollar instrumentos de evaluación online en salud mental, con mayor soporte empírico y mayores medidas de control en su uso y distribución (Parshal et al., 2009). Además, se deben seguir procedimientos estandarizados para su validación, y a su vez, controlar la posible influencia de otros factores o fuentes de error en los resultados (p.ej., competencia digital de los pacientes).
Desde PSICONEXIA, queremos desarrollar un instrumento de evaluación en salud mental llamado Psiconexia Predict, que, permita mejorar las limitaciones que plantean tanto las entrevistas diagnósticas clásicas y las pruebas de screening que se utilizan habitualmente en la práctica clínica, y específicamente, en atención primaria, mediante el uso de nuevas tecnologías. Es decir, desarrollar una evaluación psicológica más eficiente, que pueda ayudar a aquellos centros o clínicas en salud mental con una alta demanda de pacientes. Por otra parte, esta evaluación debe ser igualmente amplía, fiable y válida para poder detectar correctamente los problemas de salud mental y clasificar su nivel de riesgo psicopatológico.
Referencias
- Barak, A., & Grohol, J. M. (2011). Current and future trends in internet-supported mental health interventions. Journal of Technology in Human Services, 29(3), 155-196.
- Buchanan, T. (2002). Online assessment: Desirable or dangerous?. Professional psychology: Research and practice, 33(2), 148.
- Carlbring, P., Brunt, S., Bohman, S., Austin, D., Richards, J., Öst, L. G., & Andersson, G. (2007). Internet vs. paper and pencil administration of questionnaires commonly used in panic/agoraphobia research. Computers in Human Behavior, 23(3), 1421-1434.
- Ezpeleta L, Osa N de la, Júdez J, Doménech JM, Navarro JB, Losilla JM. Fiabilidad test-retest de la adaptación española de la Diagnostic Interview Children and Adolescent- DICA-R . Psichothema 1997;9(3):529-39.
- First, M. B. (1997). Structured clinical interview for DSM-IV Axis I disorders SCID-I: Clinician version, scoresheet. American Psychiatric Press.
- Lavigne, J. V., Feldman, M., & Meyers, K. M. (2016). Screening for mental health problems: addressing the base rate fallacy for a sustainable screening program in integrated primary care. Journal of pediatric psychology, 41(10), 1081-1090.
- Parshall, C. G., Harmes, J. C., Davey, T., & Pashley, P. J. (2009). Innovative items for computerized testing. In Elements of adaptive testing (pp. 215-230). Springer, New York, NY.
- Pettersson, A., Modin, S., Wahlström, R., af Winklerfelt Hammarberg, S., & Krakau, I. (2018). The Mini-International Neuropsychiatric Interview is useful and well accepted as part of the clinical assessment for depression and anxiety in primary care: a mixed-methods study. BMC family practice, 19(1), 19.
- Puig-Antich, J., & Chambers, W. (1978). The schedule for affective disorders and schizophrenia for school-age children (Kiddie-SADS). New York: New York State Psychiatric Institute.
- Sheehan, D. V., Lecrubier, Y., Sheehan, K. H., Amorim, P., Janavs, J., Weiller, E., … & Dunbar, G. C. (1998). The Mini-International Neuropsychiatric Interview (MINI): the development and validation of a structured diagnostic psychiatric interview for DSM-IV and ICD-10. The Journal of clinical psychiatry.
- Spitzer, R. L., Williams, J. B., Kroenke, K., Linzer, M., deGruy, F. V., Hahn, S. R., … & Johnson, J. G. (1994). Utility of a new procedure for diagnosing mental disorders in primary care: the PRIME-MD 1000 study. Jama, 272(22), 1749-1756.
- Suler, J. (2001). Assessing a person’s suitability for online therapy: The ISMHO clinical case study group. CyberPsychology & Behavior, 4(6), 675-679.
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